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Milonga del muerto

Lo he soñado en esta casa
Entre paredes y puertas
Dios les permite a los hombres
Soñar cosas que son ciertas

Lo he soñado mar afuera
En unas islas glaciales
Que nos digan lo demás
La tumba y los hospitales

Una de tantas provincias
Del interior fue su tierra
No conviene que se sepa
Que muere gente en la guerra

Lo sacaron del cuartel
Le pusieron en las manos
Las armas y lo mandaron
A morir con sus hermanos

Se obró con suma prudencia
Se habló de un modo prolijo
Les entregaron a un tiempo
El rifle y el crucifijo

Oyó las vanas arengas
De los vanos generales
Vio lo que nunca había visto
La sangre en los arenales

Oyó "vivas", oyó "mueras"
Oyó el clamor de la gente
Él solo quería saber
Si era o si no era valiente

Lo supo en aquel momento
En que le entraba la herida
Se dijo: "no tuve miedo"
Cuando lo dejó la vida

Su muerte fue una secreta victoria
Nadie se asombre de que me dé envidia y pena
El destino de aquel hombre

Milonga del muerto

Jorge Luis Borges

Los conjurados (1985) 

  

Este poema pertenece al libro Los Conjurados, la nota bibliográfica sobre el libro y la historia del poema se pueden leer en esta nota de Daniel Mecca, en Clarín:

En aquellos años, Borges -partidario de la Revolución Rusa, radical, antiperonista y anarquista, según las épocas- había pasado del apoyo a la dictadura de 1976 a recibir a las Madres de Plaza de Mayo. Conmovido por sus antepasados británicos, Borges verá azorado el nacionalismo en torno a Malvinas.

De este modo, Borges sumará a Los Conjurados otro poema sobre este conflicto bélico: Milonga del muerto. Allí escribirá sobre un joven soldado argentino: “Lo sacaron del cuartel, / le pusieron en las manos / las armas y lo mandaron / a morir con sus hermanos”. Y además: “Oyó las vanas arengas / de los vanos generales”.




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